08 de Agosto de 2012 - 21 hs.
Tema: "Racismo Científico"

Conducido por el Abogado Raúl Arce,  siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional,  Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Sr. Fredy Eiman,  Prof. Luis Fabián Gimenez,  Lic. Wilma Soledad Trúe,  Prof. Rubén Darío Borda,  y  Magíster  Miguel Armando Garrido.

Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce

Temas: Racismo Científico.
 
El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigida por el Dr. Mario López Martinez del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autora de la voz: Rosa María Medina Doménech.  

INFORME UNESCO DE 1950.
En fechas recientes, durante la presentación mundial de la Descodificación de la Estructura del ADN en el marco del Proyecto Genoma Humano, se subraya la decisiva contribución antirracista de la Ciencia al confirmarse, la ausencia de una base biológica para el sostenimiento de la Categoría RAZA. Esto no es una novedad histórica, pues hacia mitad del Siglo el Informe UNESCO de 1950, en el contexto  de la descolonización, de las políticas antisegregacionistas y de una mayor presencia de sectores antirracistas en la Comunidad Científica, contribuyó a rebatir científicamente las bases biológicas del Racismo Científico.

PERO EL RACISMO CIENTÍFICO NO HA DESAPARECIDO Y CUENTA EN LA ACTUALIDAD CON APORTACIONES NUMEROSAS DESDE DIVERSAS ÁREAS CIENTÍFICAS.
El Concepto de Raza es complejo, poliédrico y ambiguo y con gran capacidad de pervivencia en diferentes ámbitos sociales y de conocimiento, lo que hace difícilmente sostenible y peligroso un optimismo ingenuo sobre el fin inmediato del Racismo.

EL CONCEPTO DE RAZA COMO UNA CATEGORÍA DE CLASIFICACIÓN CIENTÍFICA FUE INDISCUTIBLE HASTA BIEN ENTRADO EL SIGLO XX.
Aunque desde el Siglo los Científicos produjeron clasificaciones del Mundo Natural que resaltaban la existencia de diferencias para las Razas Humanas, no será hasta el Siglo XIX cuando el Racismo constituya una Visión del Mundo, una manera de mirar, de interpretar la realidad.
La importancia del Racismo en el Siglo XIX debe relacionarse con el Proceso Histórico conocido como Colonialismo. El Conocimiento Científico de la época –fundamentado en el positivismo, desarrollado por diversas disciplinas y difundidos en Sociedades Científicas , congresos y exposiciones universales- se encargó de consolidar la idea de la superioridad racial de los blancos. Esta idea de superioridad racial de base biológica, junto con la convicción en la superioridad cultural de occidente y en el deber moral de civilizar, proporcionando la racionalización de la dominación colonial.

A LO LARGO DEL SIGLO XIX, EL CRANEO FUE PARA LOS CIENTÍFICOS EL MARCADOR BIOLÓGICO DE LA SUPERIORIDAD RACIAL DE LOS BLANCOS, Y LA CRANEOMETRÍA LA TECNOLOGÍA RACIAL POR EXCELENCIA.
DE UNA PARTE, la biología y la antropología probaron, mediante la medición de los cráneos, la proximidad Evolutiva de “el negro” o “el indio” a los monos superiores y que, por tanto, la naturaleza animal de ciertas razas las situaba en los niveles evolutivos inferiores de la Humanidad.
POR OTRO, las teorías recapitulativas defendieron hacia finales del Siglo que el desarrollo embrionario era una recapitulación del Desarrollo Evolutivo Humano y que, por tanto, el adulto negro tenía características similares a los niños de raza blanca y las mujeres, situados en los últimos escalones del Desarrollo. Estas ideas racistas no sólo fueron defendidas en foros Científicos pues la expansión de la Sociedad de Consumo contribuyó a su difusión a través de la publicidad de productos comerciales diversos, especialmente los orientados a la higiene personal y doméstica, que fueron distribuidos por todo el Mundo.
El desarrollo de las ideas raciales es imposible separarlo de la Eugenesia desde que Francis Galton acuñara el término en 1881, para designar la aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana. La Eugenesia, defendida tanto por personas conservadoras o progresistas, justificó muchas de las políticas de esterilización llevadas a cabo en amplios sectores de la población, en países tan alejados como Noruega o EE.UU. y que alcanzó formas extremas de genocidio en Alemania con el nazismo.  

EL DISCURSO DE LA RAZA CONTRIBUYÓ
Además, a consolidar cierta noción de continuidad (“somos blancos y superiores”) esencial para la constitución de la Nación – Estado que estaba configurándose en el
Siglo XIX. De esta forma, las Ciencias y las Tecnologías ayudaron tanto a la constitución de una identidad nacional unitaria frente al exterior que situaba en la cúpula racial a los blancos, como una jerarquización interna que situaba en el extremo inferior a los denominados “degenerados”, una categoría en la que incluyeron todas aquellas personas que por diferentes razones –desde el retraso mental a la sordera o la homosexualidad – fueron consideradas desviadas frente a “la norma”. La Eugenesia se convirtió en una ideología de integración social y la Biología y la Medicina asumieron las tareas de reconstrucción nacional reforzando una homogeneidad imaginaria que no sólo tenía como eje la raza, sino la eliminación de las “desviaciones” –incluido el retraso mental, la sordera o la homosexualidad – o el control de la sexualidad de los hombres y, especialmente, las mujeres.

LA CLAVE CIENTÍFICA
Para la articulación de una idea de superioridad frente al exterior, constituido por los territorios colonizados, y la jerarquización e interiorización en el interior de la Sociedad Metropolitana, la proporciona la Teoría Evolutiva de Darwin en la segunda mitad del Siglo XIX. Frente a las Teorías Premodernas de un orden humano fijo de carácter divino, el Concepto de Evolución  proporcionó a la Teoría Racial la posibilidad de pensar en una jerarquía fija no reñida con el progreso ni con la superioridad occidental: los que estaban en la cúpula de la jerarquía llegaban donde se merecían, por su superioridad natural en la lucha por la existencia.

A LO LARGO DEL SIGLO XX
La fundamentación científico – técnicas de las jerarquías sociales encontró sustitución en otras disciplinas, desde la psicología o la primatología a la genética de poblaciones desarrollada a partir de la década de los 30. Si la craneometría fue la tecnología racial por excelencia en el Siglo XIX, el test de inteligencia es la del Siglo XX y su icono el llamado FACTOR G. Esta nueva tecnología ha sido la base científica para la inferiorización intelectual de algunos grupos humanos. Su fundamento es el llamado determinismo genético, es decir, la creencia que la Inteligencia es innata y se hereda. El determinismo genético está basado en experimentos con gemelos. Hoy, la misma ciencia se ha encargado de rebatir estas ideas pues, como es bien conocido, la heredabilidad de un rasgo dentro de un grupo no explica las diferencias entre grandes poblacionales. Dicho de forma sencilla, aunque existan diferencias intelectuales entre los componentes de un aula, es insostenible defender que la inteligencia de la población blanca sea superior a la de color. Otras críticas desde la Ciencia a os test de inteligencia han presentado objeciones muy serias al procedimiento matemático utilizado para medir sus resultados. En la aplicación de los tests se tiende a confundir correlación y causa y, en realidad, hoy en día se piensa que no está claro qué mide el FACTOR G, un procedimiento matemático que ha servido para cuantificar las diferencias intelectuales y correlacionar lo que mide con factores raciales.

NO TODOS LOS CIENTÍFICOS DEFENDIERON O DEFIENDEN EN LA ACTUALIDAD TEORÍAS RACISTAS.
Pero el Racismo Científico tampoco debe entenderse como una muestra de “mala Ciencia” o Pseudociencia. La Ciencia no está libre de valores, y es parte de la Sociedad misma, de manera que puede decirse que los contextos sociales racistas han producido, y producen, conocimiento Científico Racista y que, a su vez, la Ciencia ha proporcionado una racionalización de la desigualdad racial.

TAMBIÉN DEBE ADVERTIRSE QUE NO EXISTE ALGO ASÍ COMO “UNA OPINIÓN CIENTÍFICA”, UNITARIA Y HOMOGÉNEA, SALVO COMO IDEALIZACIÓN.
Lo que se entiende como opinión Científica es muy variable según los contextos históricos o sociales y la diversidad en la vigencia de las ideas es muy acentuada. Así , por ejemplo, algunos Psicólogos hacia la mitad de los años veinte del Siglo XX empezaron a rechazar que diferencias raciales estuvieran basadas en la capacidad intelectual innata de los individuos. Sin embargo, en la España franquista de los años 50 algunos Psicólogos españoles defendían la inferioridad de la población negra de Guinea. Aún en la actualidad esta es una creencia muy extendida entre algunos sectores sociales y no sólo entre los más desinformados.

CONCLUSIÓN:
CUALQUIER DEFINICIÓN VÁLIDA SOBRE EL RACISMO DEBE INCLUIR, AÚN EN LA ACTUALIDAD, EL HECHO DE ADJUDICAR UNA SIGNIFICACIÓN IMPORTANTE Y PROFUNDA, COMO LA INTELIGENCIA O EL CARÁCTER, A RASGOS FÍSICOS INNATOS DE GRUPOS DE POBLACIÓN.
Es decir, hoy en día es imposible sostener que alguien debe ser judío por el tamaño de su nariz, o que los negros americanos ocupan puestos de menor categoría profesional porque tienen una inteligencia inferior a los blancos. Es igualmente insostenible defender que los blancos tienen un carácter innato más honesto que los árabes, que los blancos son de forma connatural más limpios y laboriosos  que los gitanos, que la sexualidad de los negros es, de forma innata, más activa que la de los blancos o que el factor sanguíneo RH tiene algún valor para definir quien pertenece, o está excluido, de un determinado grupo poblacional. Todos estos son ejemplos de unos estereotipos fascista alimentados, en muchos casos, por una Ciencia que aún coloca al blanco como algo que pueda identificarse como la norma, es decir, como el perfil de una normalidad a la que hay que referirse y respecto a la cual hay que medir a los demás grupoide poblaciones humanas.
       
Véase también: Antisemitismo. Apartheid. Racismo. Raza.                         

                   “Conflicto, Paz y Violencia forman una Trilogía en la que deciden gran
                     parte de la conducta humana”.
                     Beatriz Molina Rueda y Francisco Muñoz.  (eds.)”.

 

 

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