12 de Mayo de 2009 - 21 hs.
Tema: "Literatura y Guerra"

 

Conducido por el Abogado Raúl Arce,  siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional,  Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Odontóloga Emy Arduña, Sr. Fredy Eiman,  Srta. Francisca Ortiz,  Prof. Rubén Darío Borda,  y  Magíster  Miguel Armando Garrido.

Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce

Temas: Literatura y Guerra

El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigido por el Dr. Mario López Martinez, del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autora de la Voz: Rosa María Grillo.

LA LITERATURA NO PODRÍA EXISTIR
SI NO HUBIERA CONFLICTOS EN EL MUNDO
Ya que cualquier trama o representación, dramática o cómica, lírica o épica, mimética o fantástica, nace de una situación de conflicto entre dos o más entidades (personas, naciones, ideologías, religiones, etc.) que intentan superar esta condición con los medios que juzgan más oportunos o que la situación misma impone. Una obra literaria puede empezar IN MEDIAS RES (con el Conflicto ya en acto) o presentar antes una situación de Paz y Bienestar interrumpido por el elemento Conflictual que desencadena la acción; pero, por lo general, esté último nunca puede faltar porque se convierte en el nervio motor de la obra literaria. Naturalmente no siempre el Conflicto lleva a la guerra, y por eso podemos hacer una primera distinción  entre Conflictos, que se quedan en estado latente o se limitan a la esfera individual y  privada; y, las guerras que se declaran públicamente y comprometen a un cierto número de personajes (vertebrados por la pertenencia a un grupo, una nación, una etnia, etc.). A menudo motivaciones Religiosas, Étnicas y Económicas concurren a la configuración de guerras y conflictos, como se evidencia en la Historia y la Literatura Contemporánea Irlandesa, Chicana, Afroamericana, Balcánica, etc.
A veces se puede hablar indistintamente, para un mismo hecho, de guerra o de conflicto, y de los unos y los otros está llena la literatura: como variada es la Tipología de los Conflictos, así variada es la Literatura que los relata.

LA GUERRA ES UN CRONOTOPO (UNIDAD DE TIEMPO Y LUGAR)
Presente desde siempre en la Historia, en la Literatura y en todas las Ciencias Humanas, desde la Antropología (ETOLOGÍA DE LA GUERRA de I. Eibl-Eibesfeldt), al Psicoanálisis (PSICOANÁLISIS DE LA GUERRA de F. Fornari), a la Psicología (PSICOLOGÍA Y PSIQUIATRIA DE UNA GUERRA de E. Klain), ya que su narración y comprensión no son posibles haciendo referencia solamente a esquemas, estadísticas y exposiciones de hechos militares y políticos

LA TIPOLOGÍA DE LA GUERRA Y DE SU NARRACIÓN
VARÍA SEGÚN LAS MOTIVACIONES
Declaradas o implícitas, de la época y la entidad del enfrentamiento: hay GUERRAS en sentido estricto, que pueden ser

  1. ENTRE NACIONES (LA ILÍADA S. XII-IX a.C..; GUERRA Y PAZ (1869) de Tolstoi) o Civiles (el Ciclo del LABERINTO MÁGICO  (1943-1968) de Max Aub);
  2. ENTRE ADEPTOS O DIVERSAS RELIGIONES (LA JERUSALEM LIBERADA  (1575) de Torquato Tasso, LA JERUSALEM CONQUISTADA (1609) de Lope de Vega);
  3. ENTRE ETNIAS (IVANHOE) (1820) de Walter Scout, DIARIO DE UNA GUERRA (1995) y MUNDO EX (1996) de Pedrag Matvejevie;
  4. O CLASES SOCIALES (LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO (1981) de Mario Vargas Llosa);
  5. O BIEN GUERRAS DE CONQUISTAS (las “Crónicas” de la Conquista Española en América, OS LUSIADAS DE CAMOES (1572).

PERO NO PODEMOS TAMPOCO OLVIDAR OTRAS TIPOLOGÍAS,
 TAN IMPORTANTES Y FECUNDAS EN LITERATURA
Como:

  1. Hay GUERRA QUE NO APARECEN EN LOS LIBROS DE HISTORIA (el Ciclo de LA GUERRA SILENCIOSA (1970-1979) de Manuel Scorza y Guerras de Guerrillas (AQUÍ VA UN SOLDADO DE AMÉRICA (1987) y PASAJES DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA (1963) de Ernesto “Che” Guevara; TRANSGRESIONES (2000) de Gioconda Belli).
  2. GUERRAS SOÑADAS (DON QUIJOTE (1605 – 1615) de Miguel de Cervantes) o racionalmente programadas (LA GUERRA, ÚNICA HIGIENE DEL MUNDO (19159 de Filippo T. Marinetti).
  3. GUERRAS ENTRE FAMILIAS (Romeo y Julieta (1515) de W. Shakespeare) o en el interior mismo de una familia (LA TIERRA DE ALVARGONZÁLEZ (1912) de Antonio Machado; AL ESTE DEL EDÉN (1952) de John Steinbeck).
  4. GUERRA DE LOS SEXOS (la Literatura Misógina: la Sátira VI de Juvenal (116); PARERGA UND PARALIPOMENA (1831) Schopenhauer.
  5. Y LA FEMINISTA: Edith Wharton, Sylvia Plath, Doris Lessing.

LOS CONFLICTOS
Pueden permanecer latentes, sofocados, sufridos sólo por una de las partes, pueden solucionarse pacíficamente o quedar pendientes, pueden interesar a más individuos o ser íntimos y desarrollarse en el interior de una Persona:

  1. hay CONFLICTOS DE CLASE (el aplogeta de Menenio Agrippa (S.V a.C.); SIETE DOMINGOS ROJOS (1932) de Ramón J. Sender).
  2. CONFLICTOS RACIALES (LA CABAÑA DEL TÍO TOM (1852) de Harriet Elizabeth Beecher Stowe; LOS DÍAS DE LA MENTIRA (1953) de Nadine Gordimer; HOMBRES DE MAÍZ (1949) de Miguel Angel Asturias). Rechazo al extranjero (THE BLUE HOTEL (1898) de Stephen Craine, BALADA DEL VIEJO MARINERO (1798) de Samuel Taylor Coleridge).
  3. Entre los CONFLICTOS INTERIORES, hay 1.- CONFLICTOS AMOROSOS (EL AMOR Y LA CÓLERA de Cayo Valerio Catulo y Marcel Proust); 2.- DESDOBLAMEINTOS DE LA PERSONALIDAD (EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JEKYLL Y MR. HYDE (1886) de Stevenson); 3.- INADAPTACIÓN A LA SOCIEDAD (WERTHER (1774) de W. Goethe, EL EXTRANJERO (1942) de Camus); 4.- CONFLICTO CÓSMICO (ZIBALDONE (1817-1832) de Giacomo Leopardo); 5.- CONFLICTO ENTRE RAZÓN Y FE (SAN MANUEL BUENO MÁRTIR (1931) de Miguel de Unamuno).

Ya desde las primeras manifestaciones Literarias de la Humanidad el tema de la Guerra se ha impuesto con fuerza y hasta en los Libros Sagrados se reconoce a ésta su  primacía sobre la Paz:”He venido a traer no la Paz sino la espada” (Mateo 10, 34-39). En el Mundo Occidental es suficiente pensar en la Épica Guerrera, que ya Hegel y Vico consideraron como esencia de todo Conflicto, para interpretarla como un elemento dinámico de la Historia (LA ILÍADA, S. XVI-IX a.C.) o las peripecias de un héroe que combate en contra de un obstáculo, hombres, naturaleza, seres fabulosos, (LA ODISEA (S. XIII-IX a. C.); LA ENEIDA (S. XIX a.C.) de Virgilio, aparecen como elementos dinámicos: se canta nostálgicamente pero enfáticamente una Guerra que decreta el fin de una época o se exalta la lucha como origen de una Nacionalidad forjadora de una identidad nacional. Sucesivamente, en cualquier época en que un pueblo, una clase o una casta luchan para afirmar su Poder y/o su independencia, renace el género épico. La Épica Medieval (época de re-fundación de nacionalidades, después del derrumbamiento del Imperio Romano), se inspira en un pasado legendario y mítico, o bien Histórico, más o menos reciente, conservando primeramente por tradición oral (CANTAR DE LOS NIBELUNGOS (S. XIII) en Alemania; la CANCIÓN DE ROLDAN (S. XII) en Francia; el CANTAR DE MÍO CID y los Romances de la Reconquista de España (S. XI-XV)): siempre el protagonista es el héroe, en el cual se reconoce la clase aristócrata, o todo un pueblo, que lucha para defender un territorio o conquistarlo al enemigo, y que viene elevado a mito fundador de la nacionalidad que se está Construyendo, precisamente, en las Guerras sean de supremacía territorial sean étnicas o dinásticas.  
Más tarde, en el Romanticismo, cuando se confirma la ascensión de la clase burguesa al Poder Político además de al Económico, en detrimento de la Aristocracia y la Monarquía, los Intelectuales burgueses volvieron otra vez al pasado para reconstruir la Historia, eligiendo la Edad Media como momento de gestación de las modernas Naciones. La Literatura se adecua al Proyecto Cultural y Político de la burguesía. Walter Scout (Inglaterra), Alfred de Vigny y Lamartine (Francia), el Duque de Rivas, Zorrilla y Espronceda (España), revitalizan el género épico, a menudo pasando de la poesía a la prosa, redescubriendo o inventando héroes cada vez más humanos y menos legendarios, que con sus luchas y sus victorias han lanzado la semilla para el nacimiento y el desarrollo de las Naciones modernas. Mucho después, el Régimen Soviético intento algo similar desde el realismo Socialista, construyendo una épica y epopeya obrero-revolucionario pero con escasos éxitos literarios y estéticos, con la excepción de Vladimir V. Majakovskij (VLADIMIR ILICH LENIN (1925)); BIEN (1927), y de Michail Aleksandrovic Solocov (EL PLÁCIDO DON (1928- 1940)).

CABE SEÑALAR QUE LAS GUERRAS HAN SIDO CONTADAS
CASI SIEMPRE POR LOS VENCEDORES
Ellos han ensalzado virtudes, creencias e ideologías: ¿qué sabemos nosotros de los galos vencidos sino lo que nos cuenta Julio Cesar en LA GUERRA DE LAS GALIAS (S. I a.C.)?, ¿y de todas las Empresas Coloniales de Occidente lanzado a la Conquista del Mundo sino lo que los vencedores han querido contarnos, imponiendo su visión y su versión de los hechos en la Historiografía Oficial? Es útil confrontar las diversas versiones de vencedores y vencidos: en los Manuales de Historia escritos en España durante el régimen franquista y durante la actual democracia no cambian los hechos sino su evaluación e interpretación, y sobre todo su posición en el interior de un Sistema de Valores. Lo mismo se puede decir de las novelas sobre el mismo tema de autores franquistas y republicanos: MADRID, DE CORTE A CHEKA (1938) de Agustín de Foxá y DIARIO DE HAMLET GARCIA (1944) de Paulino Masip. De épocas pasadas conocemos las versiones transmitidas oralmente por los vencidos, a menudo transfiguradas bajo formas de mitos y leyendas, que sólo muy recientemente han sido estudiadas y difundidas en obras escritas.
 
POR LO MENOS HASTA LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX, TAMBIÉN LA LITERATURA HA ASUMIDO LA VISIÓN DE VENCEDORES Y
 HA IMPUESTO SU PUNTO DE VISTA
Legitimando también en la ficción una continuidad Histórica basada sobre el Concepto base de la Cultura Occidental: el Progreso como proceso continuo, lineal, positivo y capaz de ampliarse a más sectores de población (al Mundo Rural, a las Colonias, al Mundo). Así, la Literatura del Siglo XVI pudo CREAR SUS UTOPIAS y CREER EN ELLAS como meta alcanzable del Proceso Histórico empezando con el Renacimiento. Asimismo, la Novela Histórica Romántica y Realista (Siglo XIX) pudo encontrar una conexión directa entre la Libertad y la Independencia que brillarían sobre la obscuridad medieval, fermentando rebeliones frente al invasor extranjero, a la aristocracia feudal y exaltando lo popular.
La crisis de la Civilización Burguesa tras la segunda mitad del Siglo XIX (anticipada por Stendhal en LA CARTUJA DE PARMA (1839) en la que muestra la falta de épica y heroísmo, así como la mezquindad a que se redujo la batalla de Waterloo) suscita el Movimiento del “Decadentismo” con la búsqueda de una Identidad ya no Colectiva (Heroica y Mística), sino Individual en tierras lejanas y desconocidas. Exotismo (AZIYADÉ (1879) y EL CASAMIENTO DE LOTI (1880) de Pierre Loti; EL INMORALISTA (1902) de André Gide) o en los paraísos artificiales de la droga: Baudelaire, Nerval, Wilde. A la huida y a la idealización, Joseph Conrad prefiere la denuncia en EL CORAZÓN DE LA TINIEBLA (1902) el exotismo muestra su otra cara, toda la violencia del Colonialismo Burgués, aunque encubierto por buenas intenciones y palabras de Paz, Civilización y Progreso.
Desde esta época se insinúa la idea de que este Progreso, basado en la expansión Económica y Política del Occidente Industrializado que había de llevar a Europa a la Primera Guerra Mundial, no es ni indoloro ni dirigido a todas las clases sociales ni tanto menos a las Naciones. A la precoz intuición de estos artistas e intelectuales, siguen la conciencia del fracaso y una más difusa inadaptación a la Sociedad Contemporánea después de la Primera Guerra Mundial, que provoca también un Cambio radical en la concepción de la Guerra, tanto en la narración literaria como en las memorias de quienes combatieron largos meses en las trincheras: tiempo dilatado en un espacio restringido, impotencia del individuo frente al tecnicismo de las nuevas armas, desaparición del heroísmo individual frente a la masa. Además de escritores “tradicionales” como Enrique M. Remarque (SIN NOVEDAD EN EL FRENTE, 1929) y Ernst Junger (TEMPESTAD DE ACERO, 1920) que siguieron las pautas de la narrativa autobiográfica-realista, contestaron a la tragedia de la Guerra los Movimientos de Vanguardia (Dadaísmo, Creacionismo, Ultraísmo, Cubismo, Surrealismo; sólo el Futurismo Italiano exaltó la Guerra como “única higiene del Mundo”) que no sólo la deploraron como instrumento de conquista del fuerte sobre el débil, sino que criticaron a toda aquella Sociedad que había permitido y hasta favorecido la Guerra misma. Unas Vanguardias que condenaron la Europeización del Mundo y defendieron, implícitamente, el Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos y de los Individuos.     
A la Gran Guerra siguieron la Guerra Civil Española, el nazifascismo y la Segunda Guerra Mundial que destruyeron la esperanza de Negociación y Resolución Pacífica de los Conflictos: Filósofos como Simona Weil (REFLEXIONES SOBRE LA GUERRA (1933); OPRESIÓN Y LIBERTAD (1955) y Hannah Arendh (EICHMANN EN JERUSALEM: UN ESTUDIO SOBRE LA BANALIDAD DEL MAL (1963). Poetas como Paul Celan, narradores como Claude Simon (LA RUTA DE FLANDES, 1960); Arnold Zweig (EL HACHA DE WANDSBEK, 1947); Gunther Grass (EL TAMBOR DE HOJALATA, 1959) expresaron su disociación profunda de aquella guerra y de toda la humanidad que habían permitido la explosión de la barbarie que se había creído sepultada a épocas oscuras y pueblos lejanos.
De esta nueva conciencia partió lo que llamamos Posmodernidad: Conciencia del Fracaso de cinco Siglos de Historia, la Modernidad, en su celo y confianza en la conquista de la Paz y el Bienestar para todos gracias a los dos grandes momentos de Evolución Filosófica-Política, el Renacimiento (primera afirmación de una Burguesía Progresista y Emprendedora, época de expansión geográfica, ideológica y cultural de Europa hacia el Mundo) y la Ilustración (conquista del Poder Político por parte de la Burguesía, Fe en el Progreso y época de las grandes invenciones modernas), que en lo Cultural y Artístico habían producido la Literatura Arcádica y Utópica, el Clasicismo y el Neo-Clasismo. Lo que a principios del Siglo XX había sido un grito de alarma. Decadentismo y Vanguardias, se vuelve Conciencia Filosófica, Historiográfica y Literaria gracias al Relativismo Científico y Filosófico, la NOUVELLE HISTOIRE y el Revisionismo, el Pensamiento Débil y el Deconstructivismo: reconocer que Occidente había impuesto su Cosmovisión y su Estructura a todo el Mundo y que era necesario desmentir y rectificar su versión de la Historia aceptando y buscando otras verdades. Tomar conciencia de que ese Progreso, que había permitido hablar de Países Desarrollados y Subdesarrollados, era una coartada, a veces en claves de Guerra, para la dominación del Primer Mundo sobre el Tercer Mundo.

LA LITERATURA SE HABÍA ADELANTADO A ESTOS AVANCES DE LA
 POST-MODERNIDAD CON OBRAS PIONERAS
Que expresaban la desintegración de la Sociedad Burguesa-Capitalista, el desengaño y el fin de la ilusión: el ULISES (1922) de James Joyce; MANHATTAN TRASFER (1925) y la trilogía USA (1930-1936) de John Dos Passos; VIAJE AL FIN DE LA NOCHE (1932) de Louis Ferdinand Celine; EL HOMBRE SIN ATRIBUTOS (1930-1933) de Robert Musil. En la Segunda Posguerra se ha ido más allá: por una parte se han reescrito y difundido obras y tradiciones orales de los “vencidos” de todos los tiempos y lugares, y por otra parte se ha asumido en primera persona la visión de los derrotados, de los marginados, de los “sin voz”, a menudo cambiando categorías y tópicos relativos a la Guerra y a la Paz.
Fruto de esta Nueva Conciencia es el “Descubrimiento” y los Nuevos Testimonios de la Conquista y de la Historia de América, donde quien toma la palabra no es sólo el Indio o el Negro (LAS OCHOS RELACIONES Y EL MEMORIAL DE COLHUACÁN de Domingo Chimalpaín, escritos a principios del Siglo XVII y publicados integralmente por primera vez en 1998; NUEVA CRÓNICA Y BUEN GOBIERNO de Guaman Poma de Ayala (1615), publicada en 1936; HISTORIA DE UN CIMARRON (1966) de Miguel Barnet), sino también los vencedores marginados o no-oficiales, como Bernal Díaz del Castillo (LA VERDADERA HISTORIA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, 1632) o Garcilaso de la Vega el Inca, hijo de una Princesa Incaica y de un Noble Español, educado en España, cuyos COMENTARIOS REALES (1609-1612) fueron prohibidos durante todo el Período Colonial. Los títulos de unas obras ensayistas y testimoniales  recientes (LA VICTORIA DE LOS VENCIDOS (1988) de Jean Ziegler; LA VISIÓN DE LOS VENCIDOS (1959) y EL REVERSO DE LA CONQUISTA (1964) de Miguel León Portilla dan cuenta de esta verdadera Revolución Filosófica e Historiográfica. Así ocurre, también, con las Novelas Históricas, que ya no son portavoces de la Ideología dominante: EL REINO DE ESTE MUNDO (1949) de Alejo Carpentier; HOMBRES DE MAÍZ (1949) de Miguel Ángel Asturias; DAIMÓN (1978) de Abel Posse interpretan la Historia de las Rebeliones Negras de Haiti, de la Colonización de Guatemala, de Lope de Aguirre y de otros Rebeldes Americanos, con el intento de deconstruir la Historia Oficial de los vencedores y reconstruirla desde la Perspectiva de los vencidos.
La Guerra del Vietnam y la rebelión y desconformidad en el Interior mismo del Mundo Occidental son una muestra del rechazo de los Métodos de Guerra Tecnológica. En la Literatura y en la Cinematografía se dan múltiples ejemplos de voces disidentes, a menudo de los mismos norteamericanos:¿POR QUÉ ESTAMOS EN VIETNAM? (1967) de Norman Mailer; el Poema EL FUEGO (1968) de Robert Duncan; las canciones de Bob Dylan y la Poesía de la “beat generation”.
Pero la expresión más exasperada y significativa sobre la Guerra y los vencidos es la Literatura Autobiográfica sobre el holocausto, la experiencia concentracionaria, el exilio étnico y político a raíz de las victorias de los nazifascismos europeos. EL DIARIO (1946) de Ana Frank; SI ESTE ES UN HOMBRE (1947) de Primo Levi; LA NOCHE  de Elie Wiesel (1958); EL UNIVERSO CONCENTRACIONARIO (1946) de David Rousset; PAISAJES DESPUÉS DE LA BATALLA (1948) de Tadeusz Borowski; son un grito de horror y de desesperación jamás oído hasta entonces a la vez que la afirmación de la Dignidad Humana, de la Esperanza o la Fe (laica, confesional o política no importa) en la singularidad e irrepetibilidad de aquella locura colectiva que debiera escarmentar al Mundo evitando que se volviera a repetir (sin embargo, la exYugoslavia y el continente Africano los han desmentido). Testimoniar aquella experiencia significó no olvidar y no permitir que los demás olvidaran; afortunadamente no fue el punto de no retorno que había anunciado Theodor Adorno (“después de Auschwitz no es posible escribir poesía”), según el cual la experiencia de la muerte concreta y cotidiana no podía ser comunicada, no podía volcarse en la Escritura porque la Escritura es vida.
Una tercera posibilidad fue la escogida por Jorge Semprún, que lo sufrió como una disyuntiva: O LA ESCRITURA O  LA VIDA (1995), y él había elegido la vida para no quedar atrapado en la angustia de haber sobrevivido a la Guerra de exterminio (casi con un sentido de culpabilidad por no haber muerto de hambre, de frío, de gas, como los demás). Escribir inmediatamente después, para él, y escuchar para los demás, sobre acontecimientos tan cercanos, significa volver a morir, volver a sentir esa angustia y ese dolor. Escribir después de 50 años, después del suicidio de Primo Levi, en el momento en que la desmemoria va apoderándose de los hombres y el Proceso de Revisionismo Histórico neonazi quiere borrar, desmentir o aminorar aquella realidad, significa en cambio afirmar la Supremacía  de la Vida sobre la muerte, de la Paz sobre la guerra, y la Necesidad de Escuchar de Viva Voz de los Vencidos de entonces su propia verdad.
Junto a esta Literatura, los Testimonios del exterminio en los gulags soviéticos: Alexander Solzénicyn (ARCHIPIÉLOGO GULAG, 3 Vols., 1973-1978); Gustaw Herling (UN MUNDO A PARTE, 1980) Y Margarete Buber-Neuman (PRISIONERA DE STALIN Y HITLER, 1951) han demostrado un S. XX en donde cualquier Política absolutista basada en la supuesta supremacía de una Ideología, una etnia, una religión es terrible. Nos lo recuerda Frantisek Langer quien narró en EL PERRO DE LA SEGUNDA COMPAÑÍA (1923) su deportación en Liberia, y en LOS NIÑOS Y EL PUÑAL (1942) la invasión de Bohemia, por parte de los nazis y la implantación de los Métodos de violencia y aniquilamiento aplicados a los campos de concentración. Y si el estallido de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki no ha dejado testimonios que se puedan comparar con los de los campos de exterminio (excepto quizás LA LLUVIA NEGRA, 1965, del Japonés Ibuse Masuji), sí ha dado vida a grandes novelas como EL ARCO IRIS DE LA GRAVEDAD (1973) de Thomas Pynchon, visión paródica y trágica de la guerra y de los potenciales tecnológicos de nuestra civilización: el Apocalipsis de nuestra era.
   
Véase también: Literatura y Paz.  

“La Negociación forma parte del cemento social que hace que los grupos cumplan por encima de todo sus funciones y objetivos”
Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.(eds.)”

                  

 

                  

 

                                   


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