14 de Junio de 2011 - 21 hs.
Tema: "Pax Augusta"


Conducido por el Abogado Raúl Arce,  siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional,  Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Sr. Fredy Eiman,  Srta. Francisca Ortiz,  Lic. Wilma Soledad Trúe,  Prof. Rubén Darío Borda,  y  Magíster  Miguel Armando Garrido.

Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce

Temas: Pax Augusta

El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigida por el Dr. Mario López Martinez del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autores de la voz: Elena Diez Jorge y Francisco A. Muñoz.

LA PAX ES UNA IDEA CON FUERTE PROYECCIÓN EN LA SOCIEDAD ROMANA Y QUE ESTÁ PRÁCTICAMENTE PRESENTE EN TODA
LA HISTORIA DE ROMA
Por ejemplo, la presencia del sustantivo PAX es una constante en toda la historia de la lengua y literatura latinas. Desde Plauto a Justiniano, pasando por Cicerón, Salustio, Varrón, , Virgilio, Livio, Lucano, Ovidio, Plinio, Séneca, Suetonio, Tácito, etc., grandes autores han hecho uso de él para definir un amplio abanico de actividades de la sociedad romana, ya que se trata de un término que aglutina un amplio campo semático.
Cicerón por ejemplo afirmaba:
               “Preferiría la Paz más inicua a la más justa de las guerras”, o
C. Silius Italicus:
              “La Paz es lo mejor de las cosas que al hombre le ha sido dado conocer;
                sólo la Paz es mejor que innumerables triunfos”.
Así la Paz trasmite también otros valores y mensajes, apelando tanto a virtudes públicas como privada: es sinónimo de seguridad entendida en un su sentido más amplio, amparo, tranquilidad, inmunidad, justicia, armonía, solidaridad, protección, además es símbolo de prosperidad, abundancia, garante de la satisfacción de las necesidades; y a su vez se asocian a la Paz una serie de emociones como el sosiego, la esperanza, la piedad, la buenaventura, el amor hacia los demás, el altruismo, la filantropía, la ternura.

LA PAX PROBABLEMENTE  APARECIÓ PRIMERO EN EL ÁMBITO DOMÉSTICO Y LOCAL CON UNOS SIGNIFICADOS
LIMITADOS AL ACUERDO ENTRE PARTES
Pero a medida que Roma procede a su expansión alrededor de todo el Mediterráneo y va paulatinamente extendiendo su control sobre los pueblos europeos que lo ocupan, la PAX se convertirá en un instrumento de primera mano e imprescindible para mediar en las relaciones privadas y locales entre grupos en conflicto, llegando a ser un garante del fin de las confrontaciones bélicas. Será por tanto un valor deseado de una u otra forma tanto en Roma como por todas las comunidades implicadas en tales contiendas.
La PAX así entendida es lógico que pronto se convierta en un atributo del Poder Romano, particularmente del emperador. Ira asociada a la labor del gobierno y a la imagen de los emperadores y entre otros será Augusto el que se erija en uno de los hitos referenciales cuando se quiere reconocer la difusión y el significado de la PAX, pues se denominó PAX AUGUSTA precisamente al período de Paz establecido por este emperador después de las guerras civiles.
Cuando en el año 27 a.C. Octavio era investido por el Senado como Augusto, se le reconocía su “autorictas” casi sobre natural como liberador del pueblo romano. Esta liberación sin duda implicaba la idea de Paz en la medida en que por un lado libera al cuerpo de ciudadanos de tensiones internas y por otro garantiza la tranquilidad de las fronteras. Se le consideró por ello como el instaurador de la misma, como PAX entre ciudadanos, la PAX de la “res pública”, que además pretende ser la PAX imperial. Por otro lado, podemos considerarlo como instaurador de tal “ideología” que, directa o indirectamente, estaba presente en todo su programa político, que tiene interés en transmitir a través de un amplio Programa Iconográfico manifiesto en la producción artística realizada bajo su patrocinio (arquitectura, urbanismo, literatura, etc.), imágenes por otra parte con un importante valor propagandístico. Efectivamente, la época augustea se tendrá como edad idílica de la Paz, materializada y perpetuada en la memoria simbólica sobre todo a través de una obra emblemática como es el “Ara Pacis”, levantada el año 13 a.C. en el Campo de Marte por orden del Senado para conmemorar la Paz.
Después de Augusto, las imágenes y leyendas con alusión a la PAX aparecerán sin interrupción en todos los emperadores, salvo contadas excepciones, tal es el caso del Templo de la Paz de Vespasiano.

A PARTIR DE ROMA, LA INFLUENCIA DEL CONCEPTO Y DE LA REPRESENTACIÓN DE LA PAX ROMANA SE DEJARÁ SENTIR EN NO POCAS OCASIONES EN LA POSTERIOR HISTORIA OCCIDENTAL.
Se convierte en un atributo del Poder ya desde la época del emperador Augusto, pasando por la Baja Edad Media con los escritos de Marsilio de Padua, y llegando hasta el XVI. La Paz se erige como un valor deseable y al que debe aspirar un buen monarca.
Así por ejemplo, en el Siglo XVI, estos planteamientos –continuidad del discurso de la Paz y valor político de la misma- se aprecian en el programa simbólico que rodea la figura del Emperador Carlos V, en el que destaca especialmente el papel asignado al legado de la Antigüedad greco-romana. Las referencias son abundantes: desde el propio interés personal de Carlos V que contaba entre sus lecturas preferidas las HISTORIAS de Polibio, y admiraba como figura a emular a Julio Cesar, hasta la escenografía desarrollada en la entrada real en Bolonia al colocarse en las calles el retrato del Emperador junto a los Augusto y Trajano –Augusto como fundador del Imperio y Trajano que llegó a Italia procedente de España-.
La Antigüedad es exaltada como una época de expansión, prosperidad y edad áurea de la Paz. En este sentido se quiere ubicar la figura de Carlos V, como un nuevo César que instaura un nuevo Imperio próspero y de Paz. En este sentido hemos de destacar también el Palacio de Machuca de Granada, que se levanta como un nuevo monumento a la Paz, tal como hiciera Augusto con su Ara Pacis. Las alusiones a la Paz se encuentran especialmente  en la fachada de poniente de figuras femeninas alegóricas de la Paz se acompañan de “putti” quemando armas. En el programa iconográfico que se desarrolla en el Palacio el valor principal gira en torno a la idea del Príncipe asociada con la virtud de la Paz. Del mismo modo, la relación de la Paz con un estado próspero y de felicidad la encontramos visualmente en el frontispicio de un opúsculo relativo a la Paz de Cambrai con las imágenes de la “Pax Augusta” y la “Felicitas Seculi”.
La fascinación y el estudio de la Antigüedad, no obstante, había comenzado antes. El conocimiento arqueológico, el elogio de las ruinas de Roma, el estudio y transmisión de la literatura y la tratadística antigua, el afán por coleccionar obras griegas y romanas, comienza gradualmente al final de la Edad Media y hace explosión en el Renacimiento. En ese contexto hay que situar la instrumentalización que hace de ella Carlos V. La emulación de monumentos, su estudio y la transmisión de tratados, grabados y monedas de la Antigüedad clásica suponían vehículos transmisores e interpretativos no sólo de los aspectos formales de aquella sino principalmente, de algunos de sus valores.
Así para el discurso simbólico de la Paz del emperador se mantienen en este caso las formas de iconografía romanas. Sin duda, las artes plásticas inciden a primera vista en un Carlos V victorioso y guerrero frente a un Carlos V pacífico, pero este último está presente también, máxime si pensamos que la concepción del XVI incluye en el valor de la Paz la justificación y la posibilidad de la guerra.
No será la última ocasión en que se resucita este mito, así a finales del Siglo XVII, el escritor Charles Perrault leyó en el seno de la Academia francesa un poema titulado “El Siglo de Luis el Grande”, en el que comparaba la época de Luis XIV con esa edad mítica de la abundancia y la felicidad que había sido la de Augusto, aunque consideraba que la primera era superior a la segunda. Incluso en el Siglo XX en el seno de regimenes de poder totalitario como es el caso del fascismo en Italia, se esgrime el mito de la romanizad para legitimar y justificar la autoridad de Mussolini. El repertorio mostrado a través de arquitectura, monumentos  y esculturas conmemorativas, pintura, cartel, etc., recoge formas, símbolos, mitología, etc., romanos e imperiales, como se hiciera por ejemplo en la fachada de ingreso al palacio de exposiciones de la Mostra  Augustea della Romanita, de Alfredo Scalpelli, o en el estadio del Foro Itálico. Y aún dentro de la imaginería prioritariamente bélica del régimen (como lo demuestra el culto al uniforme, los desfiles militares, la apología que se hace de la guerra y la muerte …) caben estampas para la Paz, se levantarían así símbolos a la justicia, el orden y la Paz. Un ejemplo entre muchos puede ser la pintura de Mario Sironi “La Forza, la Giustizia, la Legge e la Verita”. Y existe sobre todo el deseo de utilizar unas determinadas imágenes que, a través de los especiales y potentes vehículos de propaganda que se crean expresamente desde el poder, hagan llegar a la sociedad mensajes de prosperidad, armonía social, en suma el espejismo de una sociedad feliz y en Paz.
  
Véase también: Semiótica de la Paz. Simbología de la Paz.  

                “José Tuvilla Rayo dice: Podemos afirmar que convivir en Paz no es, pues,
                  sólo una posibilidad, sino una realidad que poco a poco, despacio, de manera
                  imperfecta, suma de tentativas y ensayos, construimos día a día con el apoyo
                  de la ciencia, la cultura, la educación y la comunicación.
                  Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.(eds.)”

                 

 

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