Conducido por el Abogado Raúl Arce, siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional, Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Odontóloga Emy Arduña, Sr. Fredy Eiman, Srta. Francisca Ortiz, Prof. Rubén Darío Borda, y Magíster Miguel Armando Garrido.
Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce
Temas: Marcha Verde
El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigido por el Dr. Mario López Martinez, del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autora de la Voz: Ana Ruth Vidal Luengo.
EN OCTUBRE DE 1975 GRAN NÚMERO DE CIVILES MARROQUIES, HOMBRES Y MUJERES , EMPRENDIERON UNA MARCHA DE TRES DIAS DESDE TARFAYA (SUR DE MARRUECOS) HACIA EL SÁHARA OCCIDENTAL
Con el objeto de recuperar para Marruecos los territorios bajo ocupación española. A diferencia de otras marchas pacíficas, de carácter no institucional, la Marcha Verde (AL-MASIRA AL-JADRÁ) fue una expedición sin armas ideada y organizada por el Rey Hasán II. El monarca marroquí era consciente del Poder de la Sociedad Civil y se valió de él para conseguir la retirada del ejército español e introducir su ejército en la antigua colonia, interrumpiendo su proceso de autodeterminación. Pero la renuncia a la violencia no creó un espacio de diálogo entre todas las partes implicadas, sino que fue más bien una demostración de la fuerza política de Marruecos.
DESDE EL PUNTO DE VISTA MARROQUÍ
El pueblo unido por la corona fue capaz de derribar al ejército español sin derramamiento de sangre, consciente de que las tropas no dispararían a civiles armados. El gobierno imprimió a la marcha un fuerte significado simbólico, movilizando a 350.000 marroquíes -10% de ellos mujeres-, una cifra igual al de personas nacidas en Marruecos cada año. En la marcha se recrearon los pilares simbólicos de la Nación Marroquí: la fe en Dios, representada en el Corán que portaba cada expedicionario; la unidad de la Patria, que reclamaba su reintegración plena, y la lealtad al Rey, que recuperaba la tierra de sus antepasados alauíes. La expedición significó un hito en la Historia de Marruecos, tanto por su carácter pacífico como por el enorme esfuerzo material y humano que supuso, logro atribuido al gobierno Marroquí.
OFICIALMENTE, EL ANUNCIO DE LA MARCHA VERDE
Tomó desprevenido al gobierno español, pero resulta difícil creer que una operación de tal envergadura le pasara desapercibida. En esos momentos España vivía con inquietud los últimos años de Franco, y las recientes ejecuciones de terroristas habían dañado su prestigio internacional, por lo que una guerra o una masacre de civiles le perjudicaría aún más. El conflicto tenía también una dimensión simbólica, pues en la mente de muchos españoles, la Marcha Verde era una especie de cruzada fanática semejante a la marcha de Mahoma contra la Meca. Pero el gobierno español, que hasta entonces defendía ante la ONU la descolonización y autodeterminación del Sáhara, ya se había apresurado a negociar directamente con Marruecos, permitiendo la entrada de la marcha durante 48 horas. El doble juego del gobierno confundió al propio ejército dividido entre los que creían en la intervención y que los que aseguraban que se evitaría el enfrentamiento armado. Solo la población saharaui protestó con manifestaciones por el anuncio de la Marcha Verde, mientras España eludía su responsabilidad sobre el destino de la ex – colonia. Una vez finalizada la marcha, Marruecos, España y Mauritania firmaron los Acuerdos de Madrid, que preveían la retirada española y una administración temporal tripartita entre Marruecos, Mauritania y un órgano representativo saharaui. En la práctica, estos dos países se repartieron el control de la zona hasta 1979, fecha en la que Mauritania renunció a sus Derechos. En la actualidad Marruecos controla militarmente el Sáhara Occidental y tras una larga guerra con el Frente Polisario, que defiende la independencia de la República Árabe Saharauí, sigue pendiente un referéndum de autodeterminación refrendado por la ONU.
Véase también: Intifada. Intifada II. Poder del pueblo.
“Un aspecto que debe cuidarse especialmente en cualquier proceso de regulación es la comunicación entre las partes. Algunos expertos en la regulación de conflictos han afirmado que sin comunicación no hay negociación. Una buena comunicación requiere la escucha activa, la atención centrada en el problema y una actitud respetuosa y confiada hacia la parte contraria”.
Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz. (eds.)