Conducido por el Abogado Raúl Arce, siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional, Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Sr. Fredy Eiman, Srta. Francisca Ortiz, Lic. Wilma Soledad Trúe, Prof. Rubén Darío Borda, y Magíster Miguel Armando Garrido.
Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce
Temas: Paz Interna.
El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigida por el Dr. Mario López Martinez del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autor de la voz: Alfonso Fernández Herrería.
¿QUÉ ES LA PAZ INTERNA?
Se refiere a la Dimensión Intra-personal o Interior de la Persona.
¿CUÁNTAS DIMENSIONES TIENE LA PAZ?
La Paz tiene 3 Dimensiones o ámbitos de expresión:
- Paz de los hombres entre sí (Dimensión Social).
- Paz del hombre con la naturaleza (Dimensión Natural o Ecológica de la Paz).
- Paz del hombre consigo mismo (Dimensión Interna).
PAZ DEL HOMBRE CONSIGO MISMO (DIMENSION INTERNA)
La psicología humanística y especialmente la transpersonal, nos posibilita fundamentar esta Dimensión Interior de la Paz al mostrarnos etapas de desarrollo más altas aún del Ser Humano, al hablar de un nivel profundo de la naturaleza humana que se desvela más allá del yo socialmente configurado, trascendiendo los límites habituales de la propia identidad y experiencia de nuestra Cultura Occidental volcada más hacia lo externo, ha desarrollado un Concepto de la Paz en su Dimensión Social, basado en los aspectos económicos, políticos, jurídicos, culturales y sociales; posteriormente presionada por los conflictos ecológicos, también empieza a tener en cuenta la Dimensión Natural de la Paz, pero es casi ciega a su Dimensión Personal Interior, sobre todo desde una perspectiva integral, que no sólo se centre en lo afectivo o emocional (por ejemplo, se reconoce la enorme importancia del desarrollo de la inteligencia emocional para la maduración de actitudes y conductas pacíficas), sino también en lo mental y espiritual (que no es igual a religioso).
OCCIDENTE NO RECONOCE LA DIMENSIÓN TRANSPERSONAL
En general, nuestra Cultura Occidental no reconoce, de hecho, la Dimensión Transpersonal del Desarrollo Humano o cuando se la reconoce se la asume como algo propio del ámbito privado, de ahí que cuando hablamos de Paz Interna se la reduzca a una Paz Intimista circunscripta al sujeto, frente a la común concepción de la Paz, que la vemos proyectada “fuera” en lo externo, en la mejora y transformación de las estructuras sociales. Esta es la Paz y la concepción de la Paz que de hecho acoge todo valor, esfuerzo de Investigación, programas de acción, Epistemologías, etc. Esta posición nos lleva erróneamente, a separar lo “exterior” de lo “interior”, como si lo social, político, económico o ecológico estuviera separado de lo interior, de la tendencia hacia la autorrealización y la trascendencia, en definitiva, de un pleno Desarrollo Humano.
EL TEMA DE LA SEPARACIÓN INTERNO-EXTERNA ESTA RELACIONADA CON LA PERCEPCIÓN DE LA PAZ EN CONTEXTOS MULTICULTURALES (PAZ INTERCULTURAL).
Frente a la postura de separación decimos que el Mundo, la Sociedad es lo que nosotros somos; la relación de cada uno con las personas, las ideas, las cosas y la naturaleza se proyecta y esa proyección y cristalización es el Mundo. Por tanto, los problemas del Mundo se convierten en problemas de relación, de ahí que el problema del individuo sea el problema del Mundo. Por tanto, el Mundo (o de una forma más restringida: la Sociedad) y el Individuo no son dos procesos o movimientos separables. Sólo existe un movimiento total, único, de ida y vuelta, de flujo y reflujo, inseparable: el interior, psicológico, expresándose a sí mismo como exterior, social; y este reaccionándolo. La división de este movimiento en dos procesos es irreal, ilusoria.
La Sociedad es lo que yo soy y a la inversa.
Los Individuos producen a la Sociedad que produce a los Individuos.
La vieja polémica entre las llamadas fuerzas progresivas, que se centraban en ideologías y acciones encaminadas a la sola transformación de lo externo, por medios pacíficos o por revoluciones violentas, y las ideologías “espiritualistas” que buscaban la sola transformación de los individuos, estaban de acuerdo en el marco o contexto de la discusión: ambos se basaban en el concepción de que la Sociedad y el Individuo son ideas separables. Pero en realidad no son dos cosas, pero tampoco una sola. EL MUNDO ES LA EXPRESIÓN EXTERNA DE LO QUE UNO ES INTERNAMENTE.
Sólo hay proceso con 2 facetas: la Externa y la Interna, que son inseparables pero distinguibles. Por eso,
“los problemas del Mundo son vuestros problemas meramente aumentados y
multiplicados (…). Son los mismos problemas más de alimentación y
vivienda, de afecto y libertad, de Paz y felicidad. Sois una parte y una
expresión del Mundo y éste se refleja en vosotros plenamente”
(Krishnamurti).
Así que dado que sólo hay un único proceso esta percepción elimina de golpe esa actitud tan usual de vernos y pensarnos separados de lo social, de lo externo, que es donde proyectamos los cambios; en lo económico, social, político, jurídico, etc., pero nunca en nosotros mismos, porque no hemos averiguado qué relación hay entre nosotros y toda esa confusión, caos y miseria externa. Ahora bien, si vemos profundamente que uno es el Mundo,
“cuando se comprenden a ustedes mismos como proceso total, no como
proceso separado, opuesto (….) a lo colectivo (…) puede haber una
transformación radical” (Krishnamurti).
Y dado que lo Interno, los valores, actitudes y hábitos acaban sobreponiéndose a lo Externo, la mera legislación para promover cambios externos significa muy poco; puede traer ciertos reajustes, algunas reformas, pero esto no será suficiente, porque lo que somos en lo Interno terminará por trastornar, por demoler la sociedad, por cuidadosamente planeada que ella pudiera estar, cediendo el lugar a nuevos desordenes, porque no queremos renunciar a nuestra posición, autoridad, propiedades, estatus, poder, a nuestras estrechas creencias y percepciones, a nuestro estilo de vida. Por tanto uno ha de empezar por cambiar lo más “cercano”, nosotros mismos, y al hacerlo estamos a la vez cambiando el Mundo, no sólo por cambiar su reflejo en nosotros, puesto que eliminamos su poder de moldearnos en las viejas actitudes y contravalores, sino también porque nuestro reflejo o proyección externa, y eso es el mundo, no sería ya violento, y así, de esta forma, estaríamos reconstruyendo pacíficamente ese Mundo en que nos movemos.
La influencia de nuestros actos se extendería poco a poco en nuestro Mundo circundante. Desde este planteamiento se elimina la falsa dicotomía de si la acción de cambio debe empezar por el individuo o por el Mundo. Dado que el Mundo esta en nosotros, construyéndonos y a la vez reflejándose o proyectándose coloreado por mi propia subjetividad y experiencia, comprender el mundo supone comprenderme a mí mismo, conocernos en profundidad. Así, cuando muestra conciencia personal penetra cada vez más profundamente en sí mismo, comienza a ampliarse también nuestro sentido de pertenencia, incluyendo lo que antes llamábamos “lo exterior”. Es decir, cuanto más nos acercamos a nuestra naturaleza más profunda (transpersonal), trascendiendo el yo ilusorio, más expandimos nuestra identidad en un proceso de transformación de la conciencia.
Cuanto más hacia el corazón de nuestra verdadera identidad, más nos sentimos en el “corazón” de la vida, las personas, la humanidad, la naturaleza y más nos sentimos comprometidos y concernidos por ellas. Es una experiencia vital y no sólo intelectual de la interrelación y la interdependiencia. He aquí otra forma de negar, en el plano experiencial, la falsa oposición de que la Paz implica un trabajo sobre lo externoy eso está desligado de los cambios internos en las personas. En verdad sólo existe un único proceso: cuando la conciencia penetra profundamente en sí misma, más allá de nuestro yo separativo e insolidario, más nos sentimos implicados y comprometidos con el Mundo. Sólo esta vivencia, ninguna otra cosa, será la que haga posible una Sociedad Solidaria Mundial. El jefe indio Luther Standing Bear lo expresa con estas bellas palabras:
“el hombre, sentado sobre la tierra (…) aceptando el vínculo de todas las
criaturas y reconociendo la unidad con el universo, se alegró de ser la
verdadera esencia de la civilización. Y cuando el indígena abandona esta
forma de Desarrollo, su crecimiento como Ser Humano se vio mermado”
En ella podríamos fundamentar un Humanismo Transcultural planetario al sacar al individuo del estrecho marco de su identidad socialmente construida en la “tribu”, el “clan”, su Cultura de grupo, de clase, de sexo, de etnia …. Llevándolo a sentir y pensar en función de contextos o sistemas más amplios, expandiendo su identidad hasta abarcar, aspectos de la Humanidad, la vida, o el cosmos que anteriormente eran experimentados como ajenos. Es como una especia de empatía generalizada. Sólo muestra incultura de lo que significa estas transformaciones de conciencia, permite pensar erróneamente que la Dimensión Interna de la Paz nos encierra en una experiencia intimista y subjetiva, alejándonos de lo externo.
La expansión de la identidad puede describirse como un viaje de AUTODESCUBRIMIENTO y, por tanto, como un PROCESO DE APRENDIZAJE en el que el “VIAJE INTERIOR” es un “VIAJE EXTERIOR” (también puede ser a la inversa), que conlleva un compromiso con la Solidaridad y la Responsabilidad Global. Así “el bienestar del planeta está inexplicablemente unido a la realización personal total y auténtica. Por eso las necesidades del planeta son las necesidades de la persona. Y, en consecuencia, los Derechos de la Persona son los Derechos del Planeta”. (T. Roszak). Sabemos que lo que nos impulsa a buscar nuestra más profunda identidad es un viaje de AUTODESCUBRIMIENTO, es lo mismo que nos aleja de las estructuras y modos de vida que destruyen el planeta y preceptúan la injusticia. La persona se siente entonces impelida a cuidar del Mundo, nuestra preocupación ética se hace universal, cada vez más planetaria. Es interesante señalar la coincidencia en el tiempo de ambos movimientos. En palabras de Roszak:
“Hemos comenzado a liberar la Tierra de su falsa identidad –la imagen
reduccionista-mecanicista que ha convertido a la naturaleza en un objeto
de insensata manipulación – precisamente cuando empezamos a abrirnos
camino liberándonos de las falsas identidades que han hecho de los seres
humanos los objetos del Poder Social”.
Ambos caminos, el INTERIOR Y el EXTERIOR, se viven más de forma simultánea que secuencial. Roszak termina la obra citada con esta temática:
“Ha de haber (…) un compromiso social tanto como una exploración
contemplativa. Sólo de esta manera otorgamos a nuestra condición de
persona su Dimensión Sociable necesaria y seguimos la aventura del
descubrimiento de uno mismo a través de su propósito de salvar el
planeta”.
En concordancia con este Modelo Persona-Planeta que relaciona la Evolución de la conciencia con la transformación de la Sociedad y el cuidado del Planeta. Elgin habla del GIRO HACIA EL INTERIOR que implica esta nueva frontera, giro que no puede entenderse como una evasión de los problemas del Mundo, sino todo lo contrario, ya que son estos mismos problemas el reto que nos obliga a realizar nuestras máximas posibilidades. Elgin sostiene que para realizar este giro debe aparecer una “Ética de la Autorrealización vista como Desarrollo Evolutivo del Potencial Humano más pleno”, y junto a esta ética, como la otra cara de una misma moneda, debe aparecer una ÉTICA ECOLÓGICA que acepte que nuestra Tierra es limitada, reconozca la unidad fundamental de la raza humana y perciba al hombre como parte integrante del medio natural. Esta Cultura Interior tan olvidada en nuestra modernidad Occidental es la clave de una Cultura Mundial de Paz. Como señala Grof.
“es difícil imaginar que la crisis planetaria pueda solucionarse con las mismas
actitudes y estrategias que determinaron su desarrollo. Y como, en último
análisis, la actual crisis global es producto y reflejo del estadio de Evolución
de la Conciencia de la Humanidad, es inconcebible una solución radical y
permanente sin una transformación interior hacia la Conciencia Global”.
¿CÓMO SE REALIZA ESTE VIAJE INTERIOR?
Este viaje interior se realiza a través de la observación desinteresada de nuestra vida en la acción, no en el aislamiento, sino en la plena vida de relación, es decir, observarnos en el Mundo de nuestras relaciones con las cosas, las personas, las ideas, la naturaleza.
Sólo a través del CONOCIMIENTO propio podemos realizar una revolución interna y, por consiguiente, en el Mundo, que nos lleve a la Paz. Pero esta comprensión no es una Investigación egocéntrica sino la conciencia de toda la Humanidad, porque mis problemas son básicamente los problemas del Mundo. Investigar en mi mismo, en el libro de mi vida, es como el libro de la Humanidad, pues en el fondo cada uno de nosotros es como los demás; tenemos creencia, esperanzas, temores, aspiraciones, ambiciones, deseos, nos sentimos desdichados, en conflicto, en soledad, huimos del dolor y anhelamos la felicidad. Cuando uno Investiga la propia Conciencia está investigando la totalidad de la Conciencia Humana y “si uno cambia afectará a toda la Humanidad” (Krishnamurti). Una observación desinteresada de nosotros mismos es aquella que no manipula lo observado, reprimiéndolo o impulsándolo. Es un ver observando nuestras acciones, los contenidos de la mente, nuestros sentimientos, impulsos, pensamientos, reacciones. Observar no es analizarnos en un proceso discursivo. Es un vernos a través de todos nuestros prejuicios y valoraciones, de nuestras experiencias de lo agradable o no, de lo que deseamos o no, de lo que es correcto o no. Todo lo que emerja de uno mismo debe ser observado, así como nuestras acciones y reacciones al entorno personal y natural en el que estamos. Como señala Wilber:
“En vez de luchar contra lo que nos aflige, simplemente asumimos hacia ello
la inocencia de una desprendida imparcialidad (…) Reflejamos cualquier
sensación o pensamiento que surja, sin adherirnos ni rechazarlos, de la misma
manera que un espejo refleja, perfecta e imparcialmente, cualquier cosa que
pasa ante él”.
Esta reconstrucción del concepto de Paz supone una reformulación de lo que se entiende por Investigación para la Paz, al introducir otros contextos que no son los sociales en los que la Investigación Occidental se ha movido, para integrar, en el ámbito de un Diálogo Cultural, las Metodologías de las tradiciones Culturales Orientales y en general de las grandes tradiciones espirituales.
Véase también: Empoderamiento. Paz Social. Paz Gaia. Socialización.
“José Tuvilla Rayo dice: Siendo la Paz, el desarrollo sostenido y el medio
ambiente realidades complejas que comprenden para su realización de
procesos también complejos, debe la Educación para la Paz difundir,
informar y formar conforme a los estudios aportados por la Investigación
sobre la Paz y orientarse hacia la Acción.
Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.(eds.)”.