24 de Mayo de 2011 - 21 hs.
Tema: "Patriarcado"


Conducido por el Abogado Raúl Arce,  siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional,  Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Sr. Fredy Eiman,  Srta. Francisca Ortiz,  Lic. Wilma Soledad Trúe,  Prof. Rubén Darío Borda,  y  Magíster  Miguel Armando Garrido.

Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce

Temas: Patriarcado.

El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigida por el Dr. Mario López Martinez del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autora de la voz: Ma. Dolores Mirón Pérez.

¿QUÉ SIGNIFICA PATRIARCADO?
Etimológicamente hablando, Patriarcado significa “Poder del Padre” (del griego PATER = Padre y ARCHE = Poder), sin que se establezca a qué nivel se ejerce ese dominio (familiar, social, político, religioso, etc.) ni sobre quiénes se actúa exactamente, de modo que puede incluir a todos aquellos que no son padres: mujeres, niños, varones no casados, etc. A partir de ahí, el término ha sido empleado con distintos sentidos por parte de diversas corrientes de pensamiento, aplicándose a diferentes circunstancias sociales e históricas. Por tanto, han sido varias las definiciones del “Patriarcado” y, en consecuencia, sus ámbitos de aplicación.

DEFINICIONES
Si nos limitamos a la Definición proporcionada por el Diccionario de la Real Academia Española  de la Lengua (edición de 1992), el término se refería estrictamente al “gobierno o autoridad del Patriarca”, entendido este en su acepción bíblica y eclesiástica, o sociológicamente a la
                “organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón
                  Jefe de cada familia, extendiéndose este Poder a los parientes aún lejanos de
                  un mismo linaje”.
Una Definición que no responde a las múltiples aplicaciones que ha tenido en las diversas corrientes de pensamiento e incluso en el lenguaje cotidiano.
La Definición más ampliamente aceptada, en cambió describe el Patriarcado como el Sistema en el que el cabeza de familia varón ejerce un poder legal y económico absoluto sobre los otros miembros de la unidad doméstica, tanto mujeres como varones, libes y esclavos. En este sentido se ha aplicado de forma limitada históricamente al sistema derivado en las legislaciones griegas y romana, que tendría su fin en Occidente con la concesión de Derechos Civiles  a las mujeres en los Siglos XIX y XX. Sin embargo, el Patriarcado surgió con anterioridad en el tiempo, siendo posible rastrear su existencia hasta el III Milenio a. C. en Oriente Próximo, y en numerosas culturas de la Historia Mundial, persistiendo en la actualidad en muchas Sociedades. Incluso cabe plantearse cómo esta dominación del varón sobre la familia ha pervivido en Occidente, adoptando nuevas formas. Una indicación clara de esta presencia es la filiación patrilineal y la aplicación en la actualidad del término “cabeza de familia” habitualmente al padre-marido, que si bien no puede ejercer legalmente su poder absoluto, sí puede hacer prevalecer su autoridad a través de mecanismos económicos y culturales, o, en los casos extremos, por la fuerza física o psicológica.
En su sentido más amplio, el Patriarcado define un Sistema con implicaciones familiares, sociales, económicas, políticas y culturales. Esta redefinición ha venido de la mano del Feminismo, como término que explica todo un Sistema de dominación aplicable a distintas culturas y momentos históricos, en los que aparece como predominante. Según Gerda Lerner, el Patriarcado es:
               “la manifestación y la institucionalización del dominio masculino sobre las
                 mujeres y los niños de la familia y la ampliación de ese dominio masculino
                 sobre las mujeres a la sociedad en general”.
De este modo implica que, a pesar de que las mujeres puedan no ser privadas por completo de Derechos, influencia o recursos, los varones “tienen el Poder en todas las instituciones importantes de la Sociedad y que se priva a las mujeres de acceder a él”. Cabe añadir que estos varones que dominan los centros de poder también pertenecen a un grupo restringido, con capacidad legal o socialmente reconocida, y que su dominio sobre los otros miembros de la Sociedad (mujeres, niños, extranjeros, esclavos, etc.) se hace extensible a los recursos, y de ahí que se haya asociado a la explotación dominadora del medio ambiente, como ha sido entendido por Ecofeminismo.
Por tanto, encontramos que la dominación patriarcal, que no tiene por qué ser absoluta y legamente reconocida, se extiende a diversos planos interrelacionables: familiar (asociación del cabeza de familia al padre-marido y patrilinealidad), económico (recursos mayoritariamente en manos masculinos), político (predominio masculino en los centros de decisión políticos), cultural (predominio de lo masculino y de sus valores) o religioso (exclusión de las mujeres de los ámbitos de autoridad religiosa). De este modo, el Patriarcado seguirá vigente en toda aquella Sociedad en las que los diversos centros de decisión, pública o privada, sigan dominados por los masculino, tanto de forma física (presencia mayoritaria o exclusiva de varones) como ideológica, otorgando mayores validez a las tradicionales formas de poder masculinas. Por tanto, Patriarcado definirá al sistema de dominación del grupo de hombres con capacidad de poder sobre las mujeres y la sociedad en general.     
No obstante, el empleo del término “Patriarcado” en esa acepción amplia ha sido objeto de debate. En efecto, sin nos atenemos a la etimología, el dominio de los padres se refiere a épocas y sociedades concretas, pues no haría estrictamente alusión al poder de los varones, sean padres o no. De este modo, en la Sociedad Occidental, podría ser aplicable a la antigua Roma, y no a Sociedades, incluyendo la misma Grecia clásica, donde el poder de los varones era independiente de su condición de padres de familia. De este modo, se ha propuesto términos alternativos, como “viriarcado” (Poder del Varón), que no han tenido éxito, y que tampoco se adaptan correctamente al significado expreso. Por ejemplo, viriarcado podría inducir al error de incluir en el grupo dominante a todos los varones, cuando parte de éstos quedan excluidos del Poder en el sistema Patriarcal (por ejemplo, extranjeros o esclavos). Por tanto, “Patriarcado” sigue siendo el término más correcto para una sociedad en que “Padre” o “Patriarca” define simbólicamente a todos aquellos hombres con capacidad de decisión.

RESPECTO A LA HISTORICIDAD DEL PATRIARCADO
Ha sido objeto de muy diversas y diferentes Teorías. A la largo de la Historia han predominado las corrientes de pensamientos que han defendido su ahistoricidad, atribuyendo los diferentes papeles de género y la subordinación de la mujer a inmutables e inevitables causas naturales (pensamiento occidental desde la Antigüedad Clásica hasta el Siglo XIX, e importante presencia ideológica en numerosas culturas anteriores y actuales), divinas (Judaísmo, Cristianismo, Islam), biológicas (Darwin), psicológicas (Freud), etc. Sin embargo, en el Siglo XIX se empezó a cuestionar la Historicidad del Patriarcado, sobre todo a partir de los trabajos de Bachofen (El Patriarcado, 1861) y Morgan (La Sociedad Antigua, 1877), que, dentro de una Pensamiento Evolucionista, trazaban un desarrollo histórico progresivo desde la barbarie primitiva, pasando por una fase matriarcal de inicio de la Cultura con preeminencia femenina (maternal y Pacífica), hasta la fase más Evolucionada y “perfecta” del Patriarcado. Pero fue Engels (EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO, 1884) quien hizo la aportación más notable e influyente del tema, estableciendo la conexión entre inicio del sometimiento de las mujeres y la aparición de la familia, la propiedad privada y el Estado.
Aunque sus Teorías han sido muy contestadas, incluso desde el marxismo, sobre todo por sus errores en el Conocimiento de las Sociedades Antiguas y por su aceptación acrítica de la “natural” división sexual del trabajo, Engels contribuyó de manera decisiva al cuestionamiento de la ahistoricidad del Patriarcado, ligándolo a determinados contextos Socioeconómicos y Sistemas de dominación, y sus hipótesis ah sido el punto desde el que, generalmente, han partido los estudios posteriores sobre el tema, aunque sea para discrepar.
 Ha sido, sobre todo, dentro de las distintas corrientes feministas, donde se ha producido una fecunda investigación sobre los orígenes del Patriarcado, sus causas, sus mecanismos y su posible superación. Independientemente de que se haya caracterizado una fase previa en la Evolución Humana como matriarcal, igualitaria o incluso patriarcal, el feminismo ha demostrado la historicidad y la no universalidad del Patriarcado, que ha adquirido diversas formas a lo largo de la historia, vinculado a tipos concretos de Sociedad, descartando su carácter inmutable e inevitable. De ese modo ha sacado a la luz los diversos mecanismos de que se sirve el Patriarcado (de manera especial, el sexismo) de cara a deconstruir sus discursos y sus prácticas, con el objetivo de superar la histórica subordinación femenina.
Otra de las aportaciones fundamentales del feminismo, sobre todo en su contribución a la consecución de la Paz Positiva, ha sido vincular el Sistema Patriarcal de dominación sobre las mujeres a todos los modos de dominación y explotación, de manera que se considera el germen no sólo de las desigualdades de género, sino también de edad, raza, clase, etc. De este modo, el feminismo ha ligado a menudo el Patriarcado al militarismo, a la destrucción del medio ambiente, y al capitalismo. Sin embargo, el Patriarcado se ha manifestado, a veces con notable virulencia, en Sociedades Pacíficas (por ej. ciertas comunidades religiosas), al tiempo que puede incluso ser más “suave” con respecto a las mujeres en otras claramente belicistas (por ej., antigua Esparta, Estados Unidos); muchas de las Sociedades más respetuosas con el medio ambiente han sido a veces virulentamente patriarcales (algunos pueblos indígenas); y, desde luego, el Sistema del Patriarcado no es exclusivo del capitalismo, perviviendo con fuerza, sobre todo a través del sexismo, en los países socialistas. En realidad, fue en el seno de determinados países capitalistas donde se inició el Movimiento consciente y específico de reivindicación de los Derechos de las Mujeres, lo que tampoco impide que en algunas Sociedades netamente capitalistas el Patriarcado adquiera características extremas (por ej. Arabia Saudí). No obstante, si tenemos en cuenta que el Sistema Capitalista Occidental se ha convertido en dominante en la actualidad, y que este Sistema es fundamentalmente Patriarcal, militarista y acaparador de recursos naturales, es evidente que en la dominación violenta, destrucción del medio ambiente y subordinación de las mujeres van de la mano, aunque no puedan ser identificados. Ciertamente los valores militaristas han formado parte de los valores masculinos dominantes en las Sociedades Patriarcales de mayor expansión e influencia, incluido el capitalismo. Pero no necesariamente la eliminación del capitalismo ha de tener como consecuencia directa la del Patriarcado, ni la de éste la desaparición del militarismo y la explotación de la naturaleza. Aunque, si tenemos en cuenta que la dominación de las mujeres, como ha demostrado el feminismo, constituye la ancestral  y más básica forma de dominación, sirviendo como punto de partida y prototipo para el resto, su desaparición supondría un evento histórico de vital magnitud para la humanidad, en tanto afectaría a la propia base ideológica de las otras formas de dominación y, por tanto, del militarismo.
 
Véase también: Conflictos de género. Feminismo. Mujeres. Sexismo.
                          Violencia de Género.    

                “José Tuvilla Rayo dice: La Paz en el resultado de nuestras relaciones
                  humanas, pero no únicamente de estas relaciones, porque la misma Paz es
                  fenómeno a la vez interno y externo del Ser Humano.
                  Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.
                  (eds.)”.

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Diseño: Ing. Jane García - VGM
Trabajo Donado al Centro de Investigación para la Paz.

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