Conducido por el Abogado Raúl Arce, siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional, Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Odontóloga Emy Arduña, Sr. Fredy Eiman, Srta. Francisca Ortiz, Prof. Rubén Darío Borda, y Magíster Miguel Armando Garrido.
Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce
Temas: Nacionalismo.
El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigida por el Dr. Mario López Martinez del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autor de la voz: José María Tortosa.
¿QUÉ ES EL NACIONALISMO?
Es una Ideología que aparece con el Sistema-Mundo Capitalista y cuyo origen inmediato, aunque tiene antecedentes históricos lejanos, puede situarse en la Inglaterra de Cromwell (1648) o en la Francia de la Gran Revolución (1789). En ambos casos se afronta la pérdida de legitimidad de un Sistema político basado en un Rey Soberano al que se sustituye mediante la creación de un Pueblo en el que reside la soberanía.
La Ideología, sin embargo, estaba siendo propagada por los mismos Reyes Europeos que, en sus aventuras militares expansionistas, necesitaban convencer a sus súbditos de la necesidad de pagar tributos o impuestos y, al mismo tiempo, necesitaban ejércitos más eficientes y eficaces.
La relación del Nacionalismo con el Ejército ya está implicada en el rechazo que Nicolás Maquiavelo expresaba hacia el ejercito mercenario: los que cobran por servir a un Rey pueden, en cualquier momento, cambiar de bando si obtienen mejor soldada. Había que buscar otra razón que permitiera al Principie buscar sus fines sin parar en medios. Clausewitz, al referirse al ejército como “el pueblo en armas2, proporciona una buena solución al problema de Maquiavelo: los ejércitos tienen que ser legitimados por el hecho de ser la representación armada de la Nación como el Gobierno es su representación política (de ahí que “la guerra sea la continuidad de la política por otros medios”). En realidad, Clausewitz estaba describiendo la primera gran leva en masa que se produce en la Francia Revolucionaria de 1783 y en la que los soldados dejan de ser los “soldados del Rey” (como los Mosqueteros) y pasan a ser los ENFANTS DE LA PATRIE (La Marsellesa se compone en 1782).
Esta primera etapa de la Ideología tiene que ver, entonces, con la creación del Estado Moderno. Las Elites que lo propagan tienen el propósito de crear una Comunidad Política a partir del Estado preexistente, sustituyendo la Soberanía del Rey por la Soberanía del Pueblo o la Nación y respondiendo a la anomia producida por estas primeras etapas de la transformación económica producida por el capitalismo histórico. Son, pues, “Estados a la búsqueda de su Nación”. Como Modelo de Nacionalismo Estatal, se buscará la homogeneización cultural y lingüística del territorio anterior mediante el Sistema Educativa, el uso de la historia (más o menos manipulada en función de la entidad a crear), la transmisión de símbolos, la exaltación de héroes y próceres y la adjudicación a esa nueva entidad de los sentimientos de apego al territorio, nostalgia por la propia infancia y sentido de “comunidad de cunas y tumbas” que aparecen en otros contextos prenacionalistas. Este primer Nacionalismo tiene ya unas características religiosas fácilmente explicables por el hecho de que va acompañado por “la muerte de Dios”. De alguna manera, la Nación se convierte en un Dios laico ante el cual el individuo tiene que sacrificar hasta su vida, es una especie de martirio secular que le hace pasar a un panteón de héroes caídos por la patria, cuyos monumentos son las tumbas del soldado desconocido.
EL SIGLO XIX EUROPEO VERÁ APARECER UNA NUEVA ESPECIE DE LA IDEOLOGÍA NACIONALISTA, ESTA VEZ EN LO QUE ACABARÁ SIENDO
ALEMANIA E ITALIA
Ahora consiste en la pretensión de que, por compartir una lengua o poder compartirla, por tener determinados rasgos culturales en común, pueden encontrarse Naciones que, por el mero hecho de serlo, tienen Derecho a tener su propio Estado. La unificación de esos dos Estados actuales sigue el Modelo de “Naciones a la búsqueda de su Estado” y se convertirá en la pauta de los Nacionalismos subestatales.
Ambos Nacionalismos tienen muchos puntos en común: la idea de que las Naciones existen (y ciertamente existen en la mente de los que creen en ellas hasta tener consecuencias prácticas con independencia de que tengan o no base histórica y, en general, empírica), que las Naciones tienen territorios propios sobre los que tienen Derechos Inalienables, que las Naciones tienen intereses y el Derecho a defenderlos y que los individuos pertenecientes a la Nación le deben lealtad absoluta. Los himnos nacionales, cuando tienen letra, suelen ser un compendio de esta ideología común.
Cuál sea la base de tal pertenencia ya no es un elemento común.
Los 1ros Nacionalistas fueron más cívicos e incluso individualistas: se pertenece a una Nación, que es el resultado de “un plebiscito cotidiano”, por el mero hecho de haber nacido en su territorio (IUS SOLIS). Sin embargo, los Nacionalismos del Siglo XIX tienden a presentarse en una versión cultural e incluso racial que hace miembros de la Nación a los hijos de sus miembros (IUS SANGUINIS) para lo cual hacen falta algunos antepasados míticos que inicien el linaje.
Lo que más diferencia a los Nacionalismos Estatales de los Subestatales es la conceptuación del “otro”. La construcción del Estado Moderno se hace, en general, mediante la confrontación con un enemigo exterior (normalmente otro Estado) que resulta funcional para la unificación y uniformización de los propios. El enemigo de los nacionalismos Subestatales es, en cambio, el propio Estado al que se pertenece y del que se pretende la separación, normalmente recurriendo al Principio de Autodeterminación.
En ambos casos, pero sobre todo en este último caso, el recurso al victimismo es una práctica bastante frecuente y, a lo que parece, rentable a corto plazo.
LA RELACIÓN CON LA VIOLENCIA, DEPENDERÁ DEL TIPO DE NACIONALISMO Y DE LOS PROCESO HISTÓRICOS
Que le han llevado hasta una situación de frustración y, por tanto, de agresividad más o menos colectiva y más o menos manipulada por sus elites. En general, se supone que los Nacionalismos Culturales son más propensos a pasar de sus conflictos a la violencia ya que presentan y perciben el Mundo de una forma más polarizada (nosotros-ellos), sin la posibilidad de terceros (TERTIUM NON DATUR), como pudo ser el nazismo.
Hay, sin embargo, suficientes ejemplos de Nacionalismos Culturales No violentos y de Nacionalismos Cívicos e incluso individualistas y violentos (tipo Michigan Militia), para tomar esta proposición como regla.
OTRA FORMA EXTREMA DE PROPENSIÓN A LA VIOLENCIA APARECE EN LOS NACIONALISMOS EN LOS QUE LA REFERENCIA RELIGIOSA SE HACE EXPLÍCITA EN TÉRMINOS DE PUEBLO ELEGIDO
Modelo tomado del pueblo de Israel por Inglaterra y de ahí pasado a los Estados Unidos de América y su MANIFEST DESTINY. No son los únicos casos (el Japón es otro), pero en todos ellos aparece una justificación del comportamiento violento del país con respecto a otras colectividades en términos de esa elección que le hace estar al margen de las ordinarias instituciones Internacionales incluidas las Naciones Unidas.
Esta Ideología Europea fue aportada por los europeos a sus colonias y aceptada por sus elites en los Procesos de descolonización, especialmente en los que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Ni unos ni otras tuvieron en cuenta la heterogeneidad de los territorios creados por los colonos (o por los criollos en el caso latinoamericano del Siglo XIX), y, una vez alcanzada la independencia, intentaron inútilmente crear una Nación a partir de un Estado más o menos independiente siguiendo, sin embargo, el Modelo del Nacionalismo Cultural homogeneizador y teniendo a los relativamente lejanos ex – colonos como “otros” contra el que autoafirmarse. En muchos casos, lo que ha resultado es un Estado sin Nación con evidente propensión a la violencia, sobre todo teniendo en cuenta el debilitamiento del Estado producido por la globalización, tanto en sentido histórico como en su sentido Ideológico.
SOBRE LA EXISTENCIA DE LAS NACIONES DISCUTEN LOS “PRIMORDIALISTAS” Y LOS “INSTRUMENTALISTAS”, LOS QUE CREEN QUE SÍ EXISTEN Y LOS QUE CREEN QUE NO.
Lo que sí está claro es que los Nacionalistas se encuentran entre los primeros y frente a esa especie de fe (como con respecto a la Religiosa convencional) es inútil dedicar esfuerzos racionales con respecto a la Ideología o a sus fundamentos históricos. De una forma u otra, todos los Nacionalismos (Estatales y Subestatales) son productos históricos en los que han intervenido factores económicos, políticos, sociales y, también, culturales. Sus respectivas naciones siempre tendrán algo, por los menos algo, de arbitrario y de construido. Pero demostrar que carecen de base histórica es, políticamente, inútil: el Nacionalista lo interpretará como un dato más que prueba que su Nación es objeto de persecución o ataque.
DE TODAS MANERAS, NO PARECE QUE, DESDE UNA PERSPECTIVA DE CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ, TENGA MUCHO SENTIDO LUCHAR CONTRA LOS NACIONALISMOS NI, MUCHOS MENOS, LUCHAR DESDE UN NACIONALISMO CONTRA OTRO (ESTATAL CONTRA SUBESTATAL Y VICEVERSA)
La Paz no se consigue luchado contra la existencia de Nacionalismos, que van a seguir existiendo mientras no exista otra forma viable de organización el Sistema-Mundo-capitalista que necesita el Modelo del Estado-Nación. Pero si, en términos de Educación para la Paz, tiene sentido Educar para otros tipos de lealtad a las Naciones, por ejemplo, en términos de la lealtad Constitucional de la que habla Habermas.
En todo caso, resultan curiosos, en el contexto de la discusión de los Nacionalismos, dos fenómenos contemporáneos, a saber, el aumento de ejércitos profesionales en los países centrales y, desde finales de los años 60 del Siglo XX, la proliferación de conflictos intraestatales que no por ello son necesariamente Nacionalistas.
Véase también: Autodeterminación. Nazismo.
“Razonar y discurrir creativamente implica deslegitimar el uso y las razones
de las violencias, no dejarse seducir por sus soluciones inmediatas y fáciles,
por sus resultados rápidos y superficiales. Es conocer la Capacidad
destructiva que la violencia tiene no sólo sobre quienes recae sino por
quienes la ejercen. Hacer las cosas de manera creativa es un sentido de
y un sentimiento de pertenencia a la humanidad, de confianza en el género
humano, un signo de inteligencia y de esfuerzo para hacer las cosas e
interpretar la complejidad del Mundo de otra manera. Creación como
una actividad, que catapulta y sobredimensiona el quehacer humano,
dándole un componente no repetitivo, no mecánico, no instrumental,
no estandarizado, sino socializador, pedagógico, singular, original y
primordial ”.
Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.(eds.)”.